Esta noche quería dormir, sí. Pensaba dormir harto, dormir por las horas que no dormiré. Y hasta ahora, he estado pensando en qué escribir, en cómo hacerlo, siento que tengo mil ideas revoloteando rápidamente por mi mente. Siento los pasos de los gatos sobre el techo, hace que me exalte. Quiero un gato, lo deseo mucho, la complicación mayor es... mi hermana es alérgica a ellos. Demonios. Hoy fui donde Millaray, hace tiempo no iba a su casa a verla, y eso que vivimos a un par de pasos. Unos ciento treinta más o menos... Quería contarle lo grandioso que fue hoy; me levanté apresurada por la hora, no encontraba mis zapatillas, mi cortavientos, mis pantalones, ni nada de lo que había planeado para el día de hoy. Tomé lo primero que encontré sin percatarme de lo ridícula que me vestí. Cogí mi pantalón blue jeans azul, mis zapatillas negras & rojo, una polera onda 'marinera' azul con líneas blancas, un polar negro... horroroso, espantoso. Bajé para apaciguar la melena que tenía sobre la cabeza, puse a calentar mi planchita pequeña y me la pasé tres veces por la chasquilla. El sonido de un auto me hizo estremecer, mi hermana estaba enferma así que no lo tomaría en el día de hoy. Vania, el auto está aquí, avisó mi peladito padre abriendo la puerta mientras yo, echaba un vistazo rápido al espejo, dándome cuenta de lo desaliñada que estaba. Tomé con apuro el dinero que estaba sobre la mesa, mi bolso, y el polar. Besé en la mejilla rápidamente a mi padre y subí en el hyunday gris de mi tío. Ya estando dentro, comencé a maquillar mis pestañas con máscara negra, intenté disimular mis ojeras con un poco de corrector facial, y apliqué el hermoso labial naranjo en mis labios, dándole un poco más de vida a mi rostro. Al llegar ya, lo único que estaba faltándome era el cabello, busqué entre mis compañeras alguien que pudiera prestarme un moño, o pinche, pero no fue hasta que Valentina llegó, que pude sostener mi cabello en una pseudo-semi-cola de caballo. Esperamos media hora hasta que la profesora llegó. Tuve que llevar a mi sobrina a la clínica, se excusó. Comenzó la clase hablando sobre el próximo certamen que se nos viene la otra semana. Luego siguió con Conductismo, ya estoy aburriéndome de verlo, lo que me entretuvo en la clase fue ver los chistes relacionado con el condicionamiento clásico de Pavlov... Los minutos pasaron y bajamos a comprar algo para comer con mis compañeros, estando ya en la fila del casino, vi entrar a mi nuevo amigo Eduardo, a quien fui a saludar con entusiasmo. Siempre me alegra verlo, debe ser por la perfecta armonía de su rostro, y su dulce voz al salir de sus rojos labios, que contrastados con su piel, se ven aún más rojos, combinando con sus lentes de marco grueso... Es agradable, hablamos de temas random, hasta que llegó el momento de volver a la sala de clases. Como cada lunes, llegué con una sopaipilla en la mano, atrasada viendo como todas las miradas de mis compañeros atendían mi llegada con la de los demás. La clase me aburrió, volvimos con las leyes gestálticas que ya hemos visto bastante en procesos cognitivos. (Es la primera vez que hablo de la universidad en mi blog... weird). Diez o veinte minutos antes, la clase concluyó. Salimos con Valentina directamente hacia la biblioteca para conseguirnos los libros que debíamos leer. Atlas de histología, y una introducción a la biología celular y molecular pedí para traer. Fuimos al baño, donde no pude evitar presionar el botón de una llave de agua, y quedó el suelo empapado al no haber una fuente debajo de ésta para recibir el agua... me reí. Al salir volví a ver a Eduardo, un frankenstein gigante, pensé. Se me está haciendo costumbre sonreír después de verlo, es fascinante! Desde mi mejor amigo que no pasaba algo así... cuento aparte.
Más tarde, estando ya en casa, después de haber almorzado, estudiando biología mi celular suena estruendosamente avisando que Sebastian estaba llamando. Sucedió algo así:
él:Hola
yo:hola n.n
él:cómo estay?
yo:bien y tú?
él:bien, oye, estay en la u?
yo:nooo, estoy en mi casa, salí a las 11 hoy...
él:ay ella pu, la que tiene clases en la mañana, no como yo que tengo clases en la tarde y me da flojera ir
yo: AAAAAAAAAAJAJAJAJA POBRECITO!
él: oye y estay en tu casa supongo
yo: me estai paqueando?
él: sí, en realidad quería saber si ya estabas en tu casa...
yo: ah sí, estoy aquí
él: ahh, es que estoy como a 6 cuadras
yo: a 6 cuadras de qué, de la U o de mi casa?
él: jaja a 6 cuadras nomas pu
yo: ya pero
los dos: de mi casa o de la u?
yo: añañaña ¬¬
él: no te voy a decir, te voy a dejar con la duda.
yo: yaa pero a 6 cuadras de qué
él: en cinco minutos nos vemos en el paradero
yo: shhhhhhhhhhhhhh, yia?
él: sí, es que quiero ver algo de unas guías...
yo: tss , por qué no me decí la verdad? si sé que querí verme...
él: yayaya, en cinco minutos en el paradero
yo: pero está todo mojado...
él: nos vemos, yo te llamo cuando vaya llegando...
él: dónde estai tú que no te veo...
yo: ehhhhh, aquí pu, voy saliendo
él: recien saliendo de la casa?
yo: ehh, no, estoy en el portón e-e
él: shhh, yo estoy aquí yapo,
yo: pero camina hacia arriba pu
él: shh, ya chao
yo: ya chao...
Hace poco, me asusté, sentí muchas cosas, nervios, ansiedad, placer, y una opresión en el pecho abismante. Las ideas bizarras que se le pueden ocurrir solamente a ella, a Valentina já, me causan sentimientos encontrados. Me dispuse a ver las fotos que le había hecho a Sebastian, vi una que me cautivó enormemente, sentí mi corazón palpitar agitadamente, la sangre en mis venas ir casa vez más rápido, en mi mente varias imágenes y frases se pasaron una y otra vez. Sentí la verdadera necesidad de volver a escribir, de abrir algún lugar físico, para abrir mi mente y dejar que las palabras fluyeran. La entrada está abajo, fue producto de un arranque adrenalínico. Mientras hablaba con Leticia sobre nuestros blogs, leí el de ella, y el mundo se me vino abajo. De repente dejé de verme como lo hacía y me analicé velozmente desde una perspectiva externa. ¿Qué soy en realidad? ¿tengo claro todo? ¿dejaré mis temores de lado? mil y una pregunta se asomó por mi cabecita de panda, el extraño sentimiento de verme inferior al resto, inferior al mundo volvió a apoderarse de mí. Quiero volver atrás, a esos momentos con mi curso favorito, volver a ver a mis compañeros y reír sin trabas. A no estudiar y aún así sacar buen puntaje en las pruebas, quiero volver a estar con mis profesores que tanto me enseñaron, que tanto me educaron. Me siento pequeña, sí. Soy pequeña, el momento de madurar aún no ha llegado, y tampoco quiero que llegue muy pronto...