Estaré bien.
Volver a despertar mi niñez...
-...Éso es lo más incierto que has dicho desde que te conozco, Vania. Fuera de mi mesa- Dijo Matías al escuchar mi comentario de -No es lo suficientemente maduro para estar en la Universidad-. -Déjala que continúe- replicó Manuel. Y es que claro, Mati no supo ubicarse en el contexto. Hablaba que las actitudes de ciertas personas no concordaban con su edad... Está bien, yo soy súper juguetona, y divertida, y muy muy "cabra chica" pa' mis cosas... pero no puedes abandonar un grupo de trabajo porque 'se te perdió el material' o 'porque estaba muy borracho para enviártelo'... Éso, éso queridos pingüinos, no es una persona sensata, ubicándose en el tiempo y espacio indicado.
¿Quién dijo que aunque me sintiera vacía, no podría escribir algo decente? Quien lo haya dicho, o en su defecto, pensado, váyase de mi blog. No me subestimen.
Un cuarto para las doce de la noche, no he estudiado. ¿Qué falta? Según mi profesora de coloquios, sería falta de "motivación", según amigos sería falta de "alimentación", según otros sería falta de "sueño", según yo... "tú". (Si tú no estás aquí sabrás que Dios no va a entender, porqué te vas.)
Siento unas ganas tremendas de cantar, y aún más que eso, de gritar. Gritar lo que siento, pienso, o una simple vocal. (Estoy muy cerca, sólo... siénteme.)
Resistiré hasta que termine el dolor. El otro día le decía a este chico que he estado conociendo... que me gusta vivir las emociones hasta no dar más. Si tengo que sufrir, lo hago hasta ya no sentirme viva, para luego volver en busca de alegría, en busca de felicidad. Si tengo que reír, lo disfruto, y luego si debe venir de vuelta una tristeza, que venga... en fin, me gustan las emociones. Por cierto lado sí, soy masoquista. El dolor es placentero, tanto como lo es meter los dedos entre gramos de semillas en el pseudo-campo de mi abuelo. O el relinchar del caballo del lado, (de la casa de mi abuelo), o el exquisito sonido de la lluvia cayendo de golpe en mi traga-luz. O la fría brisa que entra por algún lugar recóndito de mi hogar y llega hasta donde estoy, o escuchar su risa, su voz, su mirada, su abrazo.
...Me iré a buscar un amor más sincero.