El me gustó primero, pero no importa.
Todavía me gusta. Eso tampoco importa.
O al menos, no se supone que lo haga… (La regla no
escrita; Elizabeth Scott)
…Lo recuerdo, con su mirada, intensa y ferozmente. Sus
palabras que no varían en tonos que no sean admiración, sorpresa, enojo o
intento de convencimiento. Sí, ya sabes que estoy hablando de ti, y es que en
mi entrada de ayer dije ponerme a pensar, a sólo escuchar los pensamientos e
hice una revisión para ver qué era lo que recordaba al pensar en ustedes, mis
compañeros. Cerré los ojos, le subí a la música, y me dejé llevar –tal vez no
en ese orden-.
Piensa primero en la primera, sí, en ella, la más cercana…
Hmm, su nombre en mi mente y la veo sonriendo, apuntando qué sé yo por qué a un
cupcake, riendo por algún mal chiste o la caída de alguna persona. Diciéndome Vania, mira esto. Dime, ¿qué piensas?,
volviendo a sonreír, y es que así es ella, sonriendo ante las circunstancias de
la vida, ante las más adversas. La recuerdo
caminando de espalda, fijándome en su gatuna y fiera caminata, sus
movimientos felinos que comenté alguna vez con otra persona. La recuerdo en una
clase de taller, intentando aguantar los deseos de llorar, conteniéndose. La
recuerdo uniéndonos en un incómodo abrazo aparentando estar cómodas cuando
realmente no podríamos estarlo, preguntándome a qué me refiero, sonriendo.
Siempre sonriendo. La recuerdo y una musiquita interna suena dentro de mí
(dáh), el simple hecho de pensar en ella me calma. Siento que estando con ella
tengo más seguridad de mí misma, es tan buena. Le he querido bastante, y hay
otros momentos en que la he detestado profundamente, pero no por ella, no. Por
mí, por no ser capaz de darme cuenta que no soy lo único que tiene luz. Y a
decir verdad ella, tiene una luz propia tan potente que no necesita de mí para
brillar. Quisiera que se diera cuenta de todo lo que vale Es tan sincera, le
quiero muchísimo.
Luego piensa en hmm… ah ya sé, no es necesario nombrarla.
Su semblante serio, mirada exhaustiva, siempre siendo crítica con la postura,
demostrando firmeza y poder. Al momento de hablar, casi cohibiéndose de lo que
ha dicho, hasta que logra por fin entrar
nuevamente en el ciclo de la confianza, hablando cada vez más
fluidamente y sin arrepentimiento. La recuerdo seria sí, pero dentro de muchas
imágenes que pasan frente a mis pupilas cerradas –porque es así como lo
veo/imagino- la recuerdo sonriendo, con aquella dulce sonrisa que sólo es capaz
de cautivar por el simple hecho de ser una sonrisa sincera, sin algo que esté
constantemente obligándola a estar así. Riendo de maldad y cantando para sí
misma. Así la recuerdo. Hay días que siento quererla mucho más que en el
anterior. Debería ser siempre así, ¿no? La recuerdo mientras nos burlábamos de
quien sabe ella, yo y algunos otros más, la recuerdo y en algún lugar de mí se
siente una tranquilidad inmediata, seguida de un mínimo pinchazo de dolor por
recordarla llorar. Que esa vez casi se me parte, qué se yo… ¿el alma? Recuerdo
ese día y me da rabia porque esas lágrimas se pudieron haber evitado. A pesar
de todo, es perseverante, y me fascina ver cómo se supera día a día.
Más adelante algo ocurre, un llamado me saca de los
pensamientos e imaginaciones. Veo la llamada entrante y sonrío, no hago más que
devolver el pequeño llamado de mi antiguo amigo. Mi gatito, pienso. Luego apago el teléfono móvil porque si continúa
prendido, él seguirá llamándome. Necesito un momento, sólo un momento y vuelvo
a encenderlo.
Volviendo a mis pensamientos hay una canción que me lleva
directamente a recordarla a ella, suena ''black or white'' y a pesar de no ser
la original, sé que ella gusta mucho de MJ. Dejo las imágenes pasar en frente de mí
nuevamente, si hasta su nombre parece una poesía, y tal, rima con poesía. Es
una belleza extravagante, y desprende una dulzura enorme, la que trata de ocultar
con su rudeza tan femenina. Sus comentarios llenos de esperanza por ser oídos
me cautivan, ¿o es su voz? Cuando la recuerdo, veo su sonrisa dentro de sus
despampanantes labios rojos y me otorgan paz. La recuerdo cantando bajo la
lluvia, sin temor a ser oída o a lo del qué dirán. Alguien entregada a lo que
hace… No sé cuántas veces le he dicho que le quiero… Es más, siento conocerla
de antes, aunque eso no es así. Le quiero, le quiero harto. Tal vez nuestras
almas se encontraron en una vida anterior, quién sabe. Es adorablemente ella…
Vania dijo él suavemente, casi con vacilación, y
sentí mi corazón golpeando, latiendo fuerte. En un momento de desesperanza y desilusión
le conocí. Recuerdo la primera vez que
crucé palabra con él y los deseos intensos que tenía por volver a hacerlo. Se
me hacía tan místico y quería saber si calzaba con lo que me había imaginado. Seguramente es gay, y vegetariano, pensé
dentro de un montón de cosas más. Imágenes revoloteando por mi mente y me
detengo en una, le doy play y es él conversando de música coreana que no
escucha y del grupo de mujeres que sí, apresurado por otra persona debe irse y
con expresión de 'lo siento, hablamos otro día' se marcha sin más. Más imágenes
me inundan, él sonriendo por primera vez estando con nosotras. Su sonrisa es
algo destacable, es sincera. Lo recuerdo, con su mirada, intensa y ferozmente. Sus
palabras que no varían en tonos que no sean admiración, sorpresa, enojo o
intento de convencimiento. Sus recurrentes negaciones y frases típicas aparecen
de forma escrita en mi mente, y cada una de ellas con ~ final. He sentido que le quiero, jamás se lo he
dicho. Sé que posiblemente –y es así- se sentiría incómodo. Pero es cierto, y
debo admitirlo, soy fácil para querer a los demás, mas no a todos les quiero, y
hay ratos que he sentido que le quiero. Hay muchísimas cosas que deseo seguir
descubriendo de él y con él. Se viene…
Pienso en aquél otro y mi mente se descontrola, mil
imágenes, conversaciones, palabras, risas y lágrimas invaden mi mente y siento
el cuerpo desvanecer. Si no fuera por la cama que me sujeta creería haber
estado ya muchísimo más bajo tierra. Me detengo junto a él, mi estómago
retorciéndose mientras mi corazón (estúpido, traidor) se agita en mi pecho,
haciéndome marear. Y siento que he escrito tanto sobre ti y aún quedan cosas
por decir, o tal vez sólo me mueva en círculos no llegando a algo claro aún. Esto
es la felicidad, más allá de la basura de su uso excesivo como una palabra, más
allá de las primeras letras brillantes que no significan nada cuando se
encadenan juntas. Ellas significan algo ahora, y sé que esto es como cuando tú
y y yo sólo estamos bien juntos. Cómo de simple es eso, cómo de increíble es.
Recuerdo el primer día que hablamos, y luego de eso cuando estábamos en el
primer piso del edificio F comprando algo en las máquinas, sacando chocolate e
intentando no quemar a la gente dentro del ascensor. Recuerdo aquellas
conversaciones que tanto me han echo reír, aquellas palabras que me han echo
llorar, recuerdo sus sonrisas y sus miradas desganadas. Recuerdo sensaciones y
emociones. Tengo recuerdos muy vívidos de los que he vivido con él. Le quiero,
en exceso, me atrevería a decir. Y a pesar de saber que posiblemente- y así sea-
lo que estoy enredándome en sentir, sea momentáneo, me gusta, me agrada. Le
quiero, como si ahora, en este instante, no hubiese otra cosa que quisiera más
que estar frente a frente con él simplemente para mirarle a los ojos y decirle
desde el fondo de mí: ¡Tonto! …Le necesito.
La recuerdo –compra un chocolate, y se lo extiende.
Primer contacto físico con ella- habíamos hablado un poco de música, opiniones
sobre algunos profesores y de lo grandioso que eran los dulces que una
compañera hacía. Serás mi nueva compañera
favorita, dijo la primera vez que cruzamos palabra cibernéticamente. Cosas
en común, la recuerdo y mi alma sonríe (en sentido figurado, ¿alguna vez has
visto al ALMA y… SONREÍR? Pienso que sería fantástico). No sé si haya una
persona que la iguale en el mundo, ser capaz de la perseverancia y tolerancia
que ella tiene. Y realmente la admiro, la admiro muchísimo y creo que es una de
las tantas cosas que no le he dicho. Promesas que he echo y aún no cumplo, pero
de que las cumpliré seguro porque no soy alguien que las rompe/no realiza. Sentí
una profunda conexión al hablarle, cosas místicas ocurren constantemente, he
sido capturada varias veces por sucesos así. Sentí quererle de inmediato, como
si algo me impulsara a quedar con ella cada noche para hablar. Pero no está, y
no ha estado cuando la he buscado simplemente para hablar de la vida. Extraña –y
virtuosamente- para mi buena suerte ha estado cuando la he necesitado, para
ayudarme a aclarar algunas dudas internas, ha estado tal vez, no ella ahí, sino
sus palabras plasmadas en algún rincón que me han dado tranquilidad. Es
fabulosa, fabulosa…