No tengas miedo de aprender... ¡Nunca es tarde!

miércoles, julio 18, 2012

Feliz día...


El me gustó primero, pero no importa.
Todavía me gusta. Eso tampoco importa.
O al menos, no se supone que lo haga… (La regla no escrita; Elizabeth Scott)

…Lo recuerdo, con su mirada, intensa y ferozmente. Sus palabras que no varían en tonos que no sean admiración, sorpresa, enojo o intento de convencimiento. Sí, ya sabes que estoy hablando de ti, y es que en mi entrada de ayer dije ponerme a pensar, a sólo escuchar los pensamientos e hice una revisión para ver qué era lo que recordaba al pensar en ustedes, mis compañeros. Cerré los ojos, le subí a la música, y me dejé llevar –tal vez no en ese orden-.

Piensa primero en la primera, sí, en ella, la más cercana… Hmm, su nombre en mi mente y la veo sonriendo, apuntando qué sé yo por qué a un cupcake, riendo por algún mal chiste o la caída de alguna persona. Diciéndome Vania, mira esto. Dime, ¿qué piensas?, volviendo a sonreír, y es que así es ella, sonriendo ante las circunstancias de la vida, ante las más adversas. La recuerdo  caminando de espalda, fijándome en su gatuna y fiera caminata, sus movimientos felinos que comenté alguna vez con otra persona. La recuerdo en una clase de taller, intentando aguantar los deseos de llorar, conteniéndose. La recuerdo uniéndonos en un incómodo abrazo aparentando estar cómodas cuando realmente no podríamos estarlo, preguntándome a qué me refiero, sonriendo. Siempre sonriendo. La recuerdo y una musiquita interna suena dentro de mí (dáh), el simple hecho de pensar en ella me calma. Siento que estando con ella tengo más seguridad de mí misma, es tan buena. Le he querido bastante, y hay otros momentos en que la he detestado profundamente, pero no por ella, no. Por mí, por no ser capaz de darme cuenta que no soy lo único que tiene luz. Y a decir verdad ella, tiene una luz propia tan potente que no necesita de mí para brillar. Quisiera que se diera cuenta de todo lo que vale Es tan sincera, le quiero muchísimo.

Luego piensa en hmm… ah ya sé, no es necesario nombrarla. Su semblante serio, mirada exhaustiva, siempre siendo crítica con la postura, demostrando firmeza y poder. Al momento de hablar, casi cohibiéndose de lo que ha dicho, hasta que logra por fin entrar  nuevamente en el ciclo de la confianza, hablando cada vez más fluidamente y sin arrepentimiento. La recuerdo seria sí, pero dentro de muchas imágenes que pasan frente a mis pupilas cerradas –porque es así como lo veo/imagino- la recuerdo sonriendo, con aquella dulce sonrisa que sólo es capaz de cautivar por el simple hecho de ser una sonrisa sincera, sin algo que esté constantemente obligándola a estar así. Riendo de maldad y cantando para sí misma. Así la recuerdo. Hay días que siento quererla mucho más que en el anterior. Debería ser siempre así, ¿no? La recuerdo mientras nos burlábamos de quien sabe ella, yo y algunos otros más, la recuerdo y en algún lugar de mí se siente una tranquilidad inmediata, seguida de un mínimo pinchazo de dolor por recordarla llorar. Que esa vez casi se me parte, qué se yo… ¿el alma? Recuerdo ese día y me da rabia porque esas lágrimas se pudieron haber evitado. A pesar de todo, es perseverante, y me fascina ver cómo se supera día a día.

Más adelante algo ocurre, un llamado me saca de los pensamientos e imaginaciones. Veo la llamada entrante y sonrío, no hago más que devolver el pequeño llamado de mi antiguo amigo. Mi gatito, pienso. Luego apago el teléfono móvil porque si continúa prendido, él seguirá llamándome. Necesito un momento, sólo un momento y vuelvo a encenderlo.

Volviendo a mis pensamientos hay una canción que me lleva directamente a recordarla a ella, suena ''black or white'' y a pesar de no ser la original, sé que ella gusta mucho de  MJ. Dejo las imágenes pasar en frente de mí nuevamente, si hasta su nombre parece una poesía, y tal, rima con poesía. Es una belleza extravagante, y desprende una dulzura enorme, la que trata de ocultar con su rudeza tan femenina. Sus comentarios llenos de esperanza por ser oídos me cautivan, ¿o es su voz? Cuando la recuerdo, veo su sonrisa dentro de sus despampanantes labios rojos y me otorgan paz. La recuerdo cantando bajo la lluvia, sin temor a ser oída o a lo del qué dirán. Alguien entregada a lo que hace… No sé cuántas veces le he dicho que le quiero… Es más, siento conocerla de antes, aunque eso no es así. Le quiero, le quiero harto. Tal vez nuestras almas se encontraron en una vida anterior, quién sabe. Es adorablemente ella…

Vania  dijo él suavemente, casi con vacilación, y sentí mi corazón golpeando, latiendo fuerte. En un momento de desesperanza y desilusión le conocí.  Recuerdo la primera vez que crucé palabra con él y los deseos intensos que tenía por volver a hacerlo. Se me hacía tan místico y quería saber si calzaba con lo que me había imaginado. Seguramente es gay, y vegetariano, pensé dentro de un montón de cosas más. Imágenes revoloteando por mi mente y me detengo en una, le doy play y es él conversando de música coreana que no escucha y del grupo de mujeres que sí, apresurado por otra persona debe irse y con expresión de 'lo siento, hablamos otro día' se marcha sin más. Más imágenes me inundan, él sonriendo por primera vez estando con nosotras. Su sonrisa es algo destacable, es sincera. Lo recuerdo, con su mirada, intensa y ferozmente. Sus palabras que no varían en tonos que no sean admiración, sorpresa, enojo o intento de convencimiento. Sus recurrentes negaciones y frases típicas aparecen de forma escrita en mi mente, y cada una de ellas con ~ final.  He sentido que le quiero, jamás se lo he dicho. Sé que posiblemente –y es así- se sentiría incómodo. Pero es cierto, y debo admitirlo, soy fácil para querer a los demás, mas no a todos les quiero, y hay ratos que he sentido que le quiero. Hay muchísimas cosas que deseo seguir descubriendo de él y con él. Se viene…

Pienso en aquél otro y mi mente se descontrola, mil imágenes, conversaciones, palabras, risas y lágrimas invaden mi mente y siento el cuerpo desvanecer. Si no fuera por la cama que me sujeta creería haber estado ya muchísimo más bajo tierra. Me detengo junto a él, mi estómago retorciéndose mientras mi corazón (estúpido, traidor) se agita en mi pecho, haciéndome marear. Y siento que he escrito tanto sobre ti y aún quedan cosas por decir, o tal vez sólo me mueva en círculos no llegando a algo claro aún. Esto es la felicidad, más allá de la basura de su uso excesivo como una palabra, más allá de las primeras letras brillantes que no significan nada cuando se encadenan juntas. Ellas significan algo ahora, y sé que esto es como cuando tú y y yo sólo estamos bien juntos. Cómo de simple es eso, cómo de increíble es. Recuerdo el primer día que hablamos, y luego de eso cuando estábamos en el primer piso del edificio F comprando algo en las máquinas, sacando chocolate e intentando no quemar a la gente dentro del ascensor. Recuerdo aquellas conversaciones que tanto me han echo reír, aquellas palabras que me han echo llorar, recuerdo sus sonrisas y sus miradas desganadas. Recuerdo sensaciones y emociones. Tengo recuerdos muy vívidos de los que he vivido con él. Le quiero, en exceso, me atrevería a decir. Y a pesar de saber que posiblemente- y así sea- lo que estoy enredándome en sentir, sea momentáneo, me gusta, me agrada. Le quiero, como si ahora, en este instante, no hubiese otra cosa que quisiera más que estar frente a frente con él simplemente para mirarle a los ojos y decirle desde el fondo de mí: ¡Tonto! …Le necesito.



La recuerdo –compra un chocolate, y se lo extiende. Primer contacto físico con ella- habíamos hablado un poco de música, opiniones sobre algunos profesores y de lo grandioso que eran los dulces que una compañera hacía. Serás mi nueva compañera favorita, dijo la primera vez que cruzamos palabra cibernéticamente. Cosas en común, la recuerdo y mi alma sonríe (en sentido figurado, ¿alguna vez has visto al ALMA y… SONREÍR? Pienso que sería fantástico). No sé si haya una persona que la iguale en el mundo, ser capaz de la perseverancia y tolerancia que ella tiene. Y realmente la admiro, la admiro muchísimo y creo que es una de las tantas cosas que no le he dicho. Promesas que he echo y aún no cumplo, pero de que las cumpliré seguro porque no soy alguien que las rompe/no realiza. Sentí una profunda conexión al hablarle, cosas místicas ocurren constantemente, he sido capturada varias veces por sucesos así. Sentí quererle de inmediato, como si algo me impulsara a quedar con ella cada noche para hablar. Pero no está, y no ha estado cuando la he buscado simplemente para hablar de la vida. Extraña –y virtuosamente- para mi buena suerte ha estado cuando la he necesitado, para ayudarme a aclarar algunas dudas internas, ha estado tal vez, no ella ahí, sino sus palabras plasmadas en algún rincón que me han dado tranquilidad. Es fabulosa, fabulosa…

Y luego, mamá llamándome para ir a tomar té, -beber TÉ, bebida caliente a base de hierbas y cosas que qué sé yo. No de tomarte- y se acabaron mis pensamientos. Claramente mientras ponía los platos y cosillas para tomar 'once' (¿por qué se le dice así? Recuerdo que una vez, un amigo que tiene buenísima ortografía me dice "iré a tomar onse" y quedo pasmada frente a la pantalla del PC y le digo, "¿onse?, ¿con ese?", y me dice "sí, con ese, porque con ce es un número , y no iré a tomar números…" y no pude hacer más que reír con su explicación que fue mucho más exhaustiva que eso…), mientras ponía los platos y cosillas para tomar once, seguía recordando a mis compañeros pero ya más de una forma no tan profunda, sino más simple y como grupos. O entre imágenes veía a un par de compañeros rockeando, a otro sentado pacíficamente en un pasillo leyendo, o a una colorina apartada sosteniendo un libro entre sus manos, o a otra preguntando sobre hogares para cachorritos, a otros riendo, hablando fuertemente, y en fin… Venía a hablar de ellos, a contar como los pienso, como los imagino, lo que siento. Feliz día manga de idiotas :)